viernes, 14 de mayo de 2010

Guía general para elaborar un ENSAYO




"Hay formas estéticas y diversos recursos retóricos, de las que el ensayista puede valerse, según su estilo personal y los efectos emocionales que pretenda causar en los lectores".


Características del ensayo (1)


1.- Se centra generalmente en un único objeto de estudio: un problema, un autor, un concepto, un proceso, etc. En otras palabras, el ensayo guarda una unidad temática: no aborda en el mismo escrito temas ajenos unos de otros.

2.- Acorde con lo anterior, también presenta una unidad argumentativa; es decir, el ensayo pretende ofrecer un conjunto de «pruebas» relevantes a favor de la tesis o posición que se pretende defender en él. Estrictamente, un argumento consiste en un conjunto de enunciados que dan apoyo (o fundamento o justificación) a la tesis. No obstante, al interior del ensayo se pueden emplear estructuras discursivas no argumentales, tales como definiciones, citas, preguntas, datos estadísticosetcétera.

3.- Ofrece una propuesta específica de tratamiento o comprensión del objeto de estudio.

4.- Su objetivo es, generalmente, conducir al lector hacia la reflexión de un asunto mediante su cuestionamiento, el aporte de datos o de argumentos que se abren a otras posibilidades de entender el asunto.

5.- El ensayo expresa: meditaciones propias del ensayista; resultados de una investigación no exhaustiva (investigación de campo, documental); inferencias de observaciones, de experiencias, de entrevistas, etc.

6.- El ensayo no es una carta ni un diario personal, sino un trabajo discursivo, por lo cual su lenguaje no es coloquial y sí, muchas veces “técnico” (no abusar).


Condiciones del ensayo

7.- Todo ensayo ha de observar una estructura interna, aunque en él no se diga explícitamente que la tiene. Tres partes integran a esta estructura:

a. Apertura o introducción: presentación del tema, justificación de su importancia, consideraciones por las cuales el ensayista aborda el tema, etc.

b. Desarrollo: características del tema, tratamiento que le dan diversos autores, datos que permiten entenderlo, problemas que presenta, desenvolvimiento histórico, Por supuesto, en esta fase se desarrolla el argumento del ensayo; en otras palabras, esta sección contiene, usualmente, el grupo de razones que justifican nuestra tesis principal.

c. Cierre o conclusión: No significa necesariamente solución a problemas planteados; puede dar cuenta de la perspectiva que asume el ensayista.

8.- Si el escrito se presta para ello, es conveniente dividirlo en varias unidades más pequeñas, encabezadas por subtítulos que hagan alusión resumida a lo que enseguida se plantea. Algunos autores sencillamente numeran las unidades pequeñas de su texto, con el fin de hacer más ligera su lectura.

9.- Si es relativamente extenso es necesario incluir abstract (“resumen breve” entre cinco y 15 líneas del contenido del ensayo).

10.- Se debe acostumbrar a utilizar: notas aclaratorias, pie de página o referencias web - bibliográficas para indicar la fuente de donde el ensayista obtuvo tales datos o información.

11.- Los elementos mínimos que deben estar presentes en las referencias son, en este orden:
a. Apellido y nombre del autor, b. Título de la obra (cursiva) y c. Datos de edición, que deben incluir nombre de la editorial (o nombre de la revista o periódico, si es el caso), lugar de edición (imprescindible si se trata de un libro) y año de publicación.

Si se trata de un periódico sería de esta manera: Isla, Augusto, “La República feliz imaginada por Rousseau”, en Nuevo Milenio, 9 de octubre del 2000. Otro sistema de notación bibliográfica es apellido del autor y después la página citada: (Eco 1993, p. 188)

12.- Vale la pena recordar que todo ensayo es una acción comunicacional, de manera que conviene que esté escrito en un estilo correcto: sintaxis, claridad, coherencia y ortografía.


(1) Se ha tomado como referencia a: Gonzalo Guajardo González y Francisco Javier Serrano Franco: “GUÍA TÉCNICA PARA ELABORAR UN ENSAYO” Facultad de Filosofía. Universidad Autónoma de Querétaro.

lunes, 3 de mayo de 2010

Formación social & Habilidades Comunicativas


Necesidades insoslayables a desarrollar en nuestros educandos

Por: César Manuel Chapoñán Damián
Educador y Comunicador social



En la actualidad, la mayoría de nuestros educandos viven sumergidos en un mundo de ensueño musical y deslumbrados por la sofisticación tecnológica, siendo un fuerte distractor de sus aprendizajes que además los aleja del conocimiento y mejoramiento de su entorno inmediato. De la misma manera, se ha observado en nuestra educación estandarizada que muchos alumnos y alumnas egresan de las aulas sin la competencia comunicativa necesaria, hecho que se ve corroborado cuando se les pide a los alumnos de quinto año – VII ciclo de la EBR redactar una solicitud de sumilla libre, no justificando la inversión de 13 años en la educación escolarizada.

Ante este panorama nada alentador, se debe revalorar un elemento de la comunicación poco difundido en los modelos actuales: la formación social de todo ciudadano con el propósito que se convierta en un agente participativo, reflexivo y consciente de generar cambios; desterrando la penumbra de la indiferencia y del autismo social que se ha apoderado en nuestros días. Asimismo, se debe desarrollar y fortalecer las habilidades comunicativas desde un enfoque no solo coyuntural o de esnobismo sino de primer orden, pues la comunicación es la base de la cultura y el nivel de competencia comunicativa de nuestros educandos determinará el éxito en su vida misma, en sus estudios superiores y más aún, su inserción en el mundo laboral - social.

El eslabón no difundido

Para (PRIETO, Daniel) [1] no solo son seis los elementos de la comunicación, como nos han repetido sin cesar en las I.E – sino que intervienen ocho elementos en el proceso comunicativo. Dentro de ellos, se debe resaltar el menos conocido: la formación social que según Prieto: “es la manera como en un determinado país se articulan las instancias económicas, políticas e ideológicas, dentro de un modo de producción dominante y de las relaciones sociales de él derivadas”.
Este eslabón comunicacional no difundido es precisamente lo que se debe promover en las I.E. como una demanda prioritaria ya que la escasa formación social o ciudadana nos ha conducido a un estado cataléptico, insensible y de no compromiso con nuestro entorno.

De acuerdo a nuestras experiencias hemos sido testigos de numerosos hechos donde los jóvenes e incluso profesores han asumido una posición apática frente a los principales problemas sociales de nuestro entorno. Profesionales que pueden desempeñar muy bien su disciplina, pero que adolecen de una posición social y filosófica esencial que les dé un marco orientador a su quehacer educativo, incluso a su escasa práctica sindical.[2]

Si esto sucede con aquellos que han recibido una formación de nivel superior, es lógico deducir el bajo nivel de formación social e información de temas coyunturales de nuestros educandos. Pero ¿qué actividad prefieren los jóvenes durante la mayor parte del día? Según los resultados del Estudio Multimix de Consumo de CPI – Compañía Peruana de Estudios de Mercado y Opinión Pública, realizado en julio del año 2009: “ el pasatiempo más usual de los jóvenes limeños es escuchar música, actividad que es realizada por más de la mitad de los chicos (54.4%)”. [3]

Esta información nos reafirma que los intereses y expectativas de los jóvenes están en relación con la música, situación que se ve reforzada por radioemisoras y canales televisivos con programación netamente musical, y los cada vez más sofisticados celulares con radio, iPod y mp4. Cabe aclarar que no se está en contra de la música que es una manifestación artística y comunicativa sino la desproporcionalidad con la que los mass media y los jóvenes les dan en comparación con los temas de interés y de desarrollo social.


Hacia la competencia comunicativa

Si bien es cierto que el término comunicación es una categoría polisemántica, lo que sí no está en discusión es su importancia, pues somos seres sociales interdependientes que necesitamos de otras personas y, por lo tanto, de comunicarnos con ellas.

Es tanta su jerarquía que se ha llegado a pensar que sin la comunicación no hubiera sido posible siquiera la existencia humana, pues, el lenguaje como instrumento de comunicación está ligado al pensamiento, pensamientos más elaborados en relación al trabajo nos llevó inevitablemente a la evolución.

¿Pero, por qué es tan importante el desarrollo de las habilidades comunicativas?
A través del fortalecimiento de dichas habilidades nos llevará a ser competentes comunicativamente en esta sociedad denominada del conocimiento y en este mundo globalizado de la cual somos parte. Daniel Casany (2000) [4] asevera que la competencia comunicativa es la capacidad de usar el lenguaje apropiadamente en las diversas situaciones sociales que se nos presentan cada día. Esto quiere decir que seremos competentes comunicativamente si somos capaces de hablar, leer y escribir y si lo hacemos con idoneidad”. Según el futurólogo Alvin Toffler “La lectura y la redacción de instrucciones constituyen actualmente desafíos permanentes en el mundo globalizado”. [5] No obstante, (Inga Arias: 2005) afirma que “…nuestro sistema educativo se ha basado en el manejo adecuado del código, antes que en el dominio del significado y del sentido, esto ha sido a todas luces pernicioso”.

Teniendo en cuenta la opinión de estos especialistas, se debe expresar la necesidad imperiosa de fortalecer las habilidades comunicativas como tema transversal y ser tratadas desde un punto de vista funcional y contextual. Se debe dejar de lado el predominio del gramaticalismo y de solo responder a preguntas de complemento múltiple. Necesitamos alumnos:
a) Que sepan expresarse oralmente en forma clara, fluida y convincente.
b) Que escuche atentamente a sus interlocutores demostrando tolerancia ante la diversidad.
c) Que redacte textos diversos con creatividad y coherencia.
d) Que lea de manera placentera, comprensiva y crítica.

No se debe perder de vista que “saber comunicarse puede ayudar a construir mejores relaciones familiares, laborales, vecinales y hacer del diálogo y la negociación la mejor estrategia para encontrar caminos de solución a las diferencias y los problemas”.[6]

Es pertinente reiterar la necesidad insoslayable de promover la formación social o ciudadana en nuestros educandos y en todos los niveles con la finalidad de sensibilizarlos y comprometerlos con la resolución de los principales problemas de nuestro entorno; ya que, sin una formación social siempre se andará a la deriva y sin rumbo en el mar de la vida o seremos un terreno fértil para la demagogia. Y en lo que se refiere al fortalecimiento de habilidades comunicativas, es una exigencia transversal que permitirá a los alumnos su desarrollo cognitivo y de habilidades sociales, además le dotará de herramientas para seguir aprendiendo y navegar con efectividad en la era del conocimiento.

[1] Citado por Julio Pérez Lazo en el libro: “Comunicación y Epistemología” UNPRG.
[2] No se debe confundir afiliación sindical formal y práctica sindical real (CHIROQUE, Sigfredo: 2004).
[4] OTP del área de comunicación
[5] Citado en “Comunicación 5”
[6] Desarrollo de Habilidades Comunicativas. Minedu Pág. 16.

Bibliografía

CHIROQUE, Sigfredo: ¿CUÁNTOS MAESTROS SON SUTEPISTAS? Visto en http://www.educared.pe/modulo/upload/45332662.pdf
INGA ARIAS, Manuel: “Desarrollo de las Habilidades Comunicativas” UNMSM – Programa de Licenciatura. Lima 2005.
Ministerio de Educación: “Comunicación 5”. DG ediciones. Lima 2005. Pág. 53.
Ministerio de Educación: Área de Comunicación. Orientaciones para el trabajo pedagógico. OTP Lima 2007. pág. 10.
Ministerio de Educación: “Guía desarrollo de capacidades comunicativas” Lima – 2006.
UNPRG: “Comunicación y Epistemología” Maestría en Ciencias de la Educación. Módulo I. Lambayeque – Perú.

sábado, 1 de mayo de 2010

¿A la deriva y sin rumbo?

Búsqueda del “sentido” desde las aulas
Por: César Manuel Chapoñán Damián
Educador y comunicador social

“No tener un por qué estudiar es como navegar sin brújula, sin nociones de cartografía en el mar de la vida"


Aunque parezca inadmisible, muchos deambulamos por este trance terrenal sin ser conscientes o autoconscientes de las capacidades personales y sociales de las que poseemos. Análogamente, somos como un velero que se hace a la mar sin un punto de destino y que se disipa en el océano de la vida.


El motivo de esta antítesis, se debe a que muchos y muchas no hemos encontrado ese “sentido”, ese por qué de nuestra existencia como estudiantes y en general como personas o comunidad; pues, se han internalizado paradigmas enciclopedistas y valores superfluos donde lo significativo es decolorado o vedetizado, mayoritariamente, por los medios de comunicación quienes crean realidades no siempre reales o de trascendencia social.

Se suma a esta miopía de niveles siderales, la informalidad con la que muchos venimos desarrollando nuestras actividades en las escuelas. Buscar ese “sentido”, debe constituirse en una cruzada; pues a partir de ello, los alumnos y alumnas construirán sus aprendizajes de manera más consciente y significativa. Encontrar ese “sentido” sería como localizar y encender ese motor de “Horse Power”, sería como frotar la lámpara maravillosa donde emergerá ese genio que todos llevamos dentro.


Una iniciativa experimental, que contribuiría en esta búsqueda, aunque podría sonar a blasfemia contra lo tendencia vigentes, sería la elaboración de un programa psicopedagógico en la que el educador considere desde la elaboración de un plan de vida, hasta el afianzamiento de los diferentes procesos mentales internos: atención, concentración, relajación mental, memorización eficaz, creatividad y en especial técnicas de motivación.

En suma, si requerimos de ciudadanos saludables, conscientes de sus capacidades y sobretodo “humanos”; es indispensable responder a la pregunta de el por qué estudiar; es imperioso encontrar desde las aulas, ese “sentido” de su existencia que le permita emerger y mejorar su aprendizaje. Identificando ese motor o elemento motivador les permitirá a los alumnos y alumnas navegar en la modernidad o en cualquier contexto social con efectividad, solvencia y sin frustraciones. Claro aquí la pericia del educador cumple un rol de primer orden. Éxitos.

“Aquel que tiene un porqué, puede sobrevivir a cualquier cómo” – Nietzsche.