Por: Cesar Manuel Chapoñán Damián
Educador
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El Perú se desangra, Bagua llora por la matanza de sus hijos, los policías lloran por sus caídos, mientras los políticos se laceran, no asumen responsabilidades y sólo buscan chivos expiatorios.
Esta tierra del Amazonas se ha convertido en testigo del ruido ensordecedor de las balas, de las bombas lacrimógenas, de los helicópteros, de los gritos desesperados y desgarradores de sus cientos de heridos y sus más de veinte muertos. En similar número, hasta el momento, ha visto caer a valerosos policías que cumpliendo con su deber y con las órdenes irreflexivas de sus superiores desfilaron como carne de cañón ante los armas de ronderos y ante las lanzas de los iracundos y desinformados grupos étnicos.
¿Qué pasó exactamente, en la mañana del 05 de junio? es una de las preguntas que nos realizamos los 28 millones de peruanos y peruanas.
Por qué el Señor Presidente, la Ministra del Interior, Mercedes Cabanillas y Jehude Simon mienten insolentemente al pueblo peruano sobre el número de muertos. Por qué minimizan a los caídos del flanco de los nativos y civiles. Todos sabemos, por las innumerables fotografías de terror que hay más de una veintena de muertos que yacen regados a un costado de la carretera y otros más, en los agrestes montes de la fatídica Bagua. Por qué se están llevando los cadáveres y a los detenidos al cuartel el Milagro.
Por qué insistir con decretos legislativos que han sido observados por ser inconstitucionales, pues según la normativa internacional no se les consultó a las diferentes étnias. Por qué el gobierno hizo portavoz de los nativos al señor Pizango, por qué no se les consultó directamente a los Apus en vez de este dirigente quien está denunciado y como no habido.
Por que en más de 50 días de huelga, sospechosamente, la policía de inteligencia no se enteró de que la población, no necesariamente nativa, portaba armas. Por qué, una vez más, se le envió a nuestros policías a un destino incierto, a una muerte segura.
Por qué la información mediática es desproporcional, por qué sólo enfocan los funerales de las fuerzas del orden y los rostros “acongojados” de politiqueros, no debemos perder de vista que del lado contrario hay niños, indígenas y civiles muertos.
Por qué es tan soberbio el gobierno y no hizo un cese al fuego. Su intolerancia les costó la vida a una docena más de nuestros policías al ser rescatados de las zarpas de esta masa tribal que se ve amenazada ante la supuesta expropiación del legado de sus ancestros. ¿Será que se apresuraron porque tenían que comparecer ante una comisión del congreso y no dar cuenta de rehenes?
Con estos hechos nos han demostrado que el gobierno simplemente no dialoga, no negocia, no cede, no respeta a las diversas llamadas de atención de la defensoría del pueblo, del cardenal, de la coordinadora de los derechos humanos, del ciudadano de a pie.
Si bien es cierto que es justo y hasta insuficiente los honores a nuestros policías, no obstante, ellos son solo las víctimas de este gobierno que no supo dialogar en más de 50 días de paro. Tantos asesores, tantos asalariados con el erario nacional, tantos intelectuales en el gobierno para qué.
Después de esta semana ensombrecida por una guerra absurda, creemos que se debe actuar con la constitución en la mano y con el respeto a los derechos humanos no se debe perder de vista que los grupos de etnia son sociedades históricamente indomables, vengativas, excluidas donde su cosmovisión es distinta a la occidental y su juicio moral es “un nativo muerto, un policía muerto”. Hay que tener en cuenta que en la turba no solo hay nativos con lanzas, sino civiles con las armas de los ronderos, terroristas infiltrados (según las voces de los pobladores), esa es la razón de tantos policías muertos por bala.
Señores del gobierno, en este conflicto no se trata de medir fuerzas sino de quien tiene la razón constitucional y humanamente. En vez de buscar culpables, incluso del extranjero, depongan su soberbia en aras del entendimiento porque en este conflicto todos hemos perdido. Así se lo exigimos. Nosotros no pensamos en los costos políticos, como sí lo hace el gobierno y los congresistas, a los peruanos de a pie nos interesa conocer lo que sucedió verdaderamente, por qué se han asesinado a policías, nativos y civiles.
No es la hora de camisetas políticas y de apetitos electoreros, tengan en cuenta que un paro amazónico se ha gestado y quien además solicita la renuncia del gabinete. Ese es el panorama actual, ciudadanos atemorizados por el toque de queda, niños sin asistir a las escuelas, heridos, desaparecidos, bandera izada a media hasta, nativos colombianos haciendo un plantón en la embajada de Perú por la muerte de sus hermanos indígenas, las carreteras siguen tomadas y los universitarios lambayecanos realizarán una vigilia exigiendo un buen trato para los prisioneros.
Compatriotas de convicción y no ocasión política no permitamos ¡por Dios! que esto quede impune, los culpables tienen que hacerse responsable de tantos peruanos muertos. Hagámosle entender a este gobierno soberbio y autoritario que el diálogo sigue siendo el mejor procedimiento para resolver los conflictos, la violencia es de la barbarie.
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