sábado, 6 de octubre de 2012

Mi fortín donde mato la ignorancia

El lugar de estudio debe ser lo más cómodo posible, de modo que uno se pueda concentrar completamente. Asimismo, debe ser un lugar agradable, por eso yo les recomiendo a mis alumnos acondicionar su área de estudio; por ejemplo: con lemas o frases motivadoras, póster de personas que han trascendido socialmente o dignas de admiración, entre otros artilugios.

La habitación debe estar ordenada, es recomendable cambiar periódicamente la distribución de tu cuarto: la razón es que se siente como un lugar distinto donde estudiar. No olvidar que la habitación debe estar lo suficientemente silenciosa: cualquier ruido distrae y dificulta la concentración.

Otro aspecto importante, la habitación debe estar suficientemente iluminada, preferible con luz natural. Si se trata de luz artificial, debes combinar una luz indirecta que ilumine toda la habitación y un foco centrado en la mesa.

Hay que estudiar sentado delante de una mesa y no retumbado en un mueble o recostado en la cama, ya que ello dificulta la concentración. Yo me he quedado muchas veces dormido estudiando boca abajo, mi lema: “Cinco minutitos y luego retomo la lectura”, nunca me funcionó.

La amplitud de la mesa debe permitir tener todo el material de estudio que se vaya a necesitar. Hay que evitar una mesa pequeña en la que estén los libros amontonados. También, la habitación debe estar lo suficientemente ventilada, la razón: el cerebro es muy sensible al nivel de oxígeno, por ello, hay que procurar ir renovando regularmente el aire de la habitación.

Finalmente, en tu mesa nunca debe faltar un buen diccionario, resaltadores y, en especial, la voluntad por aprender cada día más.

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