viernes, 1 de marzo de 2013

“Una palabra por día”


Incrementando mi vocabulario

Poseer un abundante vocabulario permitirá, a quien lo atesora, una mayor facilidad para hablar frente a los demás, escribir con mayor versatilidad y, por ende, ser admirado y reconocido como un hombre culto por el acervo conceptual y la memoria semántica que se posee.

Por ejemplo, Mark Twain, escritor estadounidense y aventurero incansable quien encontró en su propia vida la inspiración para sus obras literarias, siempre llevaba en sus largos viajes un voluminoso diccionario. Él quería ser amo de las palabras y tener la deliciosa facilidad en el empleo de las mismas.

Este personaje, al igual que Lincoln, leyó por dos veces el diccionario como si se tratase de una novela: palabra por palabra. Los biógrafos de Lincoln afirman que este se sentaba al atardecer y leía el diccionario hasta que ya no había más luz.

¿Qué recomendamos nosotros?

No hay excepción. En primer lugar, todos los que aspiren a tener un rico vocabulario tendrán que acariciar las páginas de este gran libro y saborear sus significados. Aunque, ahora también lo podemos consumir por la Internet, a través de un CD interactivo para PC o mediante nuestro celular.    

Es recomendable, anotar aquellas palabras que escuchamos o leemos en una libretita y luego buscar su significado. Pero no debe quedar ahí, la nueva palabra debes de memorizarla, después socializarla como una estrategia de fijación y, finalmente, utilizarla en tus escritos o en tus conversaciones.

Esta libreta puede constituirse en tu diccionario personal que deberás leer o repasar de vez en cuando, para darle funcionalidad a las palabras que allí se encuentran.

Otra de las estrategias que me ha dado resultado es el lema: "Una palabra por día”. Esto significa, que al cabo de un año tendrás 365 herramientas adicionales para mejorar tu expresión, ya sea oral o escrita.

Finalmente, hay que alimentar nuestra mente con buenos libros, hay que leer mucho y con mucha atención para que se nos fijen las palabras. Hay que tener en cuenta la editorial, pues las de prestigio tienen un mayor cuidado en la corrección gramatical de sus productos, en comparación con los libros denominados como “piratas”.

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