sábado, 22 de diciembre de 2012

¿Qué esperan los clientes de nuestro servicio?

Conozcamos quién es nuestro cliente y qué espera de nuestro servicio. Recuerden que en la prestación de un servicio entran en juego, además del trato personal otros factores como la infraestructura, los equipos, la información y otras particularidades como:


Prestación pronta

Cualquier cliente lo primero que espera es que el servicio se le brinde en el menor tiempo posible. Cuando no podamos cumplir con esta condición, debemos recurrir a un recurso ético importante: hablarle con la verdad al cliente y decirle de la manera más respetuosa y cordial posible que el servicio que solicita no se le podrá brindar con la prontitud que todos queremos. Si esta información se brinda de una manera honesta, el cliente sabrá comprender.

Información veraz

Un cliente bien informado será nuestro mejor aliado. Cuando los sistemas fallen o se produzcan atrasos o se avecine un cambio, es importante informarle al cliente de la situación, pedirle su comprensión y apoyo. Una de las cosas que más molestan al cliente es que le oculten o mientan sobre algo, esto generará desconfianza y, por ende, mala imagen de nuestra empresa.

Importancia

Debemos demostrar siempre a nuestros clientes que ellos son importantes, que son nuestra razón de existir, que nuestros servicios están dirigidos a él y que la organización ha sido pensada en función de prestarle un adecuado servicio.

Cortesía y amabilidad

Sin caer en extremada confianza, el cliente espera un trato cortés, amable, respetuoso y amistoso. Estas son normas fáciles de cumplir y que tienen un impacto muy positivo.

Facilidades del servicio

El cliente busca además en nuestros servicios que estos tengan facilidades en cuanto a horarios de atención, abundantes y efectivos sitios de pago, respuesta rápida a nuestras solicitudes de información y ágil trámite del servicio, entre otros.

   

EL PERDÓN NOS AYUDA A SEGUIR VIVIENDO

“Dios mío ¿por qué me sucedió a mí?” Quizás este sea el grito de exclamación que muchas veces le enviamos a Dios cuando nos han ocasionado algún daño irreparable: una violación, un secuestro, un daño físico, una separación, en fin, una herida que nos ha dejado con una lucha interior entre el dolor y la esperanza.


Cómo llegar a perdonar a nuestros agresores y a reconciliarnos con Dios y alcanzar la anhelada paz interior. En la lucha por seguir adelante, lo más importante es superar el trauma y el odio, ese odio que sin darnos cuenta va envenenando nuestra alma y haciéndonos cada vez más infelices.

Poco a poco, paso a paso debemos ir abriendo un espacio al resplandor del perdón. El proceso o transformación interior puede pasar de preguntarle a Dios y casi reclamarle ¿por qué permitió que me sucediera lo que me ocurrió? a una serena meditación y consulta ¿qué quieres de mí en esta situación?

Es aquí, donde empieza la lucha interminable que cada ser humano tiene que librar cada día para no dejarse llevar por el resentimiento. No se trata solo de una lucha para no dejarse arrastrar por esta emoción, sino una verdadera batalla para vencer el mal con el bien.

El perdón es el mejor bálsamo y el más eficaz para curar nuestras heridas espirituales. En la Jornada Mundial de la Paz 2002, Juan Pablo II hace un llamado a través del lema: “No hay paz sin justicia; no hay justicia sin perdón”, “La paz es la condición para el desarrollo, pero una verdadera paz es posible solamente con el perdón”.

Estas son las características del perdón que debe nacer de una decisión personal y esta producto de la libertad:

Perdonar es reconocer en uno mismo y en los demás la dignidad humana. No se impone ni a quien lo da ni a quien lo recibe. No se fuerza, es un acto de bondad gratuito.

Perdonar nace de la voluntad de sanar y crecer. No es olvidar, pero sí nos ayuda a seguir viviendo. Nos ayuda a vivir el presente caminando hacia un futuro más esperanzador.



 

LA SAGACIDAD DE SAN PABLO

Este método tan sensato que predicamos, no es nuevo. Lo usó hace mucho tiempo San Pablo. Lo usó en aquella alocución famosa que dirigió a los atenienses en la Colina de Marte, y lo empleó con tanta sagacidad, que nos pasma de admiración hoy, después de veinte siglos.


Era San Pablo un hombre que por su elocuencia le convirtió en el principal de los predicadores. La Biblia dice de esta ciudad: "Todos los atenienses y extranjeros que allí estaban no hacían sino narrar o escuchar cosas nuevas." No había radio, no había Internet. Se les debía de hacer a los atenienses de entonces conseguir algo fresco todas las tardes. Y entonces llegó Pablo. Esto era una novedad. Todos se apiñaron en su alrededor, curiosos, interesados. Le llevaron a la asamblea y le dijeron: "¿Por qué traes ciertas especies extrañas a nuestros oídos?”.

En otras palabras, le invitaron a pronunciar un discurso; y Pablo, ni corto ni perezoso, aceptó. Lo cierto es que a esto había venido, precisamente. Sin embargo, no le gustaron las palabras usadas para invitarle: "nuevas doctrinas... especies extrañas". No quería presentar su fe como algo extraño, foráneo. Quería relacionarlo con algo en que ya creyesen. Pero, ¿cómo lograrlo?

Pensó un momento y comenzó así su inmortal discurso: "Hombres de Atenas: percibo que en todas las cosas sois muy religiosos”. Ellos adoraban a muchos dioses se enorgullecían de ello. Una de las reglas del arte de la oratoria es apoyar los asertos con una prueba. Así lo hizo Pablo: "Porque, mientras paseé y contemplé vuestros rezos, vi un altar que tenía esta inscripción: AL DIOS DESCONOCIDO."

Esto prueba que eran muy religiosos. Pablo, al mencionar este altar, demostró que no hablaba por adularlos, sino que lo que decía era un aprecio genuino nacido de la observación.

Y ahora llega la perfección consumada de este comienzo: "¿"Nueva doctrina... especies extrañas"? ¡Qué va! Solo había venido a explicarles algunas cosas sobre un Dios a quien ya adoraban sin saberlo. Asemejó lo que no creían con algo que aceptaban apasionadamente. Esa fue su técnica maravillosa.

     

¿Qué abunda más en tu vida conductas R o S?

Recientes investigaciones demuestran que alrededor de los cincuenta años se encuentra el Punto de Inflexión Biológica que define en qué forma envejeceremos. Con relación a este tema, el Dr. de la Universidad Maimónides, Juan Hitzig, autor del libro "Cincuenta y tantos" nos da algunas recomendaciones para tener una vejez saludable.


El Dr. Sostiene con cierto humor: "El cerebro es un ‘músculo’ fácil de engañar; si sonríes cree que estás contento y te hace sentir mejor".

Explica que el pensamiento es un evento energético que transcurre en una realidad intangible, pero que rápidamente se transforma en emoción, un movimiento neuroquímico y de hormonas que cuando es negativo hace colapsar a nuestro organismo físico en forma de malestar, enfermedades e incluso con la muerte.

Con los años, el Dr. Hitzig ha desarrollado un alfabeto emocional que conviene memorizar. Las conductas con R: Resentimiento, rabia, reproche, rencor, represión… son generadoras de coRtisol, una potente hormona del estrés cuya presencia prolongada en la sangre aumenta el riesgo de adquirir enfermedades cardio-cerebro-vasculares.

Las conductas R generan actitudes D: Depresión, desánimo, desesperación, desolación.

En cambio, las conductas con S: Serenidad, silencio, sabiduría, sexo, sueño, sonrisa, sociabilidad son generadoras de Serotonina, una hormona generadora de tranquilidad que mejora la calidad de vida, aleja la enfermedad y retarda la velocidad del envejecimiento celular.

Las conductas S generan actitudes A: Ánimo, aprecio, amor, amistad, acercamiento.

En suma, envejecerán mejor las personas activas, sociables y sonrientes. No las rezongonas, malhumoradas y avinagradas que nadie quiere tener cerca. Empecemos hoy practicando las eses para mejorar nuestro humor y cuidar nuestra salud.

     

Cómo obtener la colaboración de los demás

(Texto parafraseado del libro de Dale Carnegie)
La respuesta te la damos de manera inmediata: Permita que la otra persona sienta que la idea es de ella.


¿No tiene usted más fe en las ideas que usted mismo descubre, que en aquellas que le sirven en bandeja de plata?

Esta es la historia del Sr. Adolph Seltz de Filadelfia que se vio de pronto ante la necesidad de inyectar entusiasmo a un grupo de vendedores de automóviles, desalentados y desorganizados. Los convocó a una reunión y los instó a decirle con claridad qué esperaban de él. A medida que hablaba, el Sr. Seltz iba escribiendo las ideas en un pizarrón.

Él manifestó en esa reunión: "Yo voy a hacer todo lo que ustedes esperan de mí. Ahora quiero que me digan qué tengo derecho a esperar de ustedes". Las respuestas fueron rápidas: lealtad, honestidad, iniciativa, optimismo, ocho horas por día de labor entusiasta. La reunión terminó con una nueva valentía, una nueva inspiración en todos los presentes, y el Sr. Seltz informó, más adelante que el aumento de ventas fue fenomenal.

"Estos vendedores -concluyó Seltz- hicieron una especie de pacto moral conmigo, y mientras yo cumpliera con mi parte ellos estaban decididos a cumplir con la suya. Consultarles sobre sus deseos era la solución al problema".

Esta pequeña historia real nos lleva a la conclusión: “A nadie le agrada sentir que se le obligue a que compre o haga una cosa determinada. Todos preferimos creer que compramos lo que se nos antoja y aplicamos nuestras ideas. Nos gusta que se nos consulte acerca de nuestros deseos, nuestras necesidades, nuestras ideas.

El gran poeta inglés Alexander Pope lo expresó de modo sucinto: Al hombre hay que enseñarle como si no se le enseñara, y proponerle lo desconocido como olvidado. Por tanto, si queremos influir en los demás permita que la otra persona sienta que la idea es de ella.

   

jueves, 6 de diciembre de 2012

La ingratitud no debe llamarle la atención

Como personas cometemos la humana y la lamentable equivocación de esperar la gratitud de los demás. No tener en cuenta este punto, es como desconocer la naturaleza humana. El Dr. Samuel Johnson dijo: "La gratitud es un fruto que exige mucho cultivo. No cabe encontrarla entre gente tosca".


Si usted salvara a un hombre la vida, ¿esperaría su agradecimiento? Puede usted esperarlo, pero la mayoría no suele acordarse de dar las gracias. Según Carnegie, Cristo sanó a diez leprosos en una tarde, pero ¿cuántos de estos leprosos se detuvieron para darle las gracias? Solo uno. Cuando Cristo se volvió hacia sus discípulos y preguntó: "¿Dónde están los otros nueve?", todos ellos habían desaparecido.

Así son las cosas. La naturaleza humana ha sido siempre naturaleza humana y no es probable que cambie mientras nosotros vivamos. Entonces ¿por qué no aceptarla? Por qué no ser realista en relación con ella como el bueno de Marco Aurelio, uno de los hombres más juiciosos que haya gobernado jamás el Imperio Romano. Marco Aurelio escribió en su diario: "Voy a verme hoy con personas que hablan demasiado, que son egoístas y desagradecidas. Pero no me sorprenderé ni molestaré, porque no me imagino un mundo sin personas así".

Esto es lógico, ¿no es así? Si usted y yo vamos por ahí gruñendo contra la ingratitud, ¿a quién cabe culpar? ¿Es esto naturaleza humana o ignorancia de la naturaleza humana? No esperemos gratitud. Después, si en un momento dado la conseguimos será una sorpresa deliciosa. Si no la conseguimos, no sentiremos molestia alguna.

En conclusión, es natural que las personas se olviden del agradecimiento; por tanto, si esperamos gratitud, vamos directamente hacia muchos pesares. No nos preocupemos por la ingratitud, no la esperemos; por el contrario, hay que dar por el placer de dar.

   

Ser creativo es una necesidad ineludible

La Sociedad del Conocimiento es la sociedad del tercer milenio, la que se proyecta a la formación de “Sociedades Inteligentes” que piensen crítica y creativamente.


Del mismo modo, los nuevos escenarios que enmarcan la educación del siglo XXI orientan su brújula hacia el aprendizaje de habilidades cognitivas superiores que den lugar al trabajo autónomo y al desarrollo de capacidades creativas y transformadoras.



Al respecto, Hopenhayn –filósofo chileno– al reflexionar sobre la educación en la época actual, señala que la misma sugiere el protagonismo del alumno, considerando el aprendizaje un proceso interactivo donde el énfasis radique en la producción de nuevas síntesis cognoscitivas en el estudiante y no en la adquisición de información acabada.



Esto supone un cambio de paradigma en el estilo de la educación que pase de la memorización a la comprensión, de la incorporación de la información a la interpretación de mensajes; resaltando la importancia de fomentar una educación que permita adecuar el conocimiento a la realidad, ajuntándola al contexto con el fin de transformarlo y trascenderlo. Lo antes mencionado, solo es posible por medio de la estimulación de la curiosidad y la inventiva, aspectos claves para participar satisfactoriamente en los desafíos de las postmodernidad.



Hace más de una década, Morín refería la creatividad como uno de los pilares fundamentales en que debe apoyarse toda enseñanza que se precie de actual y renovada, ya que la estimulación del pensamiento creativo e innovador es el principal recurso que se debe poner en práctica en todo centro educativo.



No se debe dejar de lado que la creatividad es una condición necesaria para el crecimiento de un país, para el desarrollo de la humanidad. Empezar acciones que contribuyan a la investigación, al desarrollo del pensamiento lateral es urgente e indispensable. La creatividad es a la humanidad lo que la evolución a todas las especie. Seremos más humanos entre más creativos seamos, por tanto, las acciones deben iniciarse en la vida diaria, en la imaginación de todos los días.





   

Para no conformarnos con “migajas” de amor

La codependencia o ser dependiente de otra persona es un problema psicológico que tiene su origen en nuestra infancia. Es en la familia donde se da ciertas condiciones o características que contribuyen a configurar, en mayor o menor grado, la codependencia. No se trata de culpar ahora a nuestros padres, abuelos, tíos o quienes intervinieron en nuestra crianza y educación, sino de realizar los ajustes necesarios para hacer más gratificante nuestra vida.


Ahora, cada uno de nosotros tenemos una necesidad innata de recibir amor. En el momento de nacer, empezamos a demandar ese amor a través del cuidado que nos dan, el alimento, seguridad, en fin toda una serie de carencias que necesitamos suplir. Si la persona o personas que nos cuidan no logran por sus propias vivencias darnos ese amor y satisfacer esas demandas, probablemente, creceremos con la necesidad de buscar la aprobación en otras personas para sentirnos bien con nosotros mismos.

Para no ser dependiente de otra persona, es necesario tener en cuenta los mensajes que les estamos transmitiendo a nuestros hijos. Podemos decirles, por ejemplo: “Eres muy inteligente”, “qué buen trabajo hiciste”, “gracias mi amor, agradezco tu ayuda”, “qué bien te ves con ese vestido”. Estas expresiones van dejando huella en nuestra mente y en nuestra autoestima.

Si en lugar de esos mensajes hemos recibido mensajes como “qué tonto eres”, “nunca vas a aprender a hacer las cosas bien”, “otra vez fallaste”, es probable que tengamos que recurrir por nuestra baja autoestima a buscar amor y aprobación en forma desesperada y a conformarnos con “migajas” de cariño y atención.

En síntesis, podemos decir que nuestra felicidad futura depende en gran parte de nuestro presente, por ello, la autoestima y seguridad dependen del alimento afectivo que nuestras figuras parentales o de crianza nos otorgaron. De ahí, la importancia de fomentar en nuestros hijos e hijas las expresiones antes expuestas.

     

Utilicemos el silencio para comunicarnos

El silencio también es comunicación. Según Luis Hernán Ramírez, no solo nos comunicamos a través de palabras y gestos, hay silencios elocuentes. Cabe aclarar que este tipo de silencio es esperado o intencional y que está cargado de sentido.


De acuerdo al contexto o a la situación comunicativa, el silencio adquiere diversos significados: el silencio del interlocutor que escucha con interés, quien escucha con desacuerdo o asombro, el que escucha una plática con indiferencia, el silencio de la esposa enojada, el de los anfitriones que esperan que un visitante se marche, o como parte de guion para crear suspenso en una escena, etc.

Se debe resaltar que existe una gramática de los silencios, así como de los sonidos y no todos lo conocen. A veces el silencio puede ser más elocuente que mil palabras. No pensemos que siempre debemos tener una palabra en nuestra boca, muchas veces lo que la otra persona necesita es hablar, ser escuchada e incluso poderse oír. Permitamos ese espacio y estaremos contribuyendo a una mejor comunicación.

Suele ocurrir a menudo que cuando asistimos a un funeral de algún pariente pensamos que debemos dar mil palabras de consuelo, quizá lo que los dolientes están esperando es una mirada de ternura y un rato de silencio de nuestra parte.

Permanecer en silencio, cuando sea necesario, nos permitirá también analizar de una mejor manera lo que la otra persona nos está comunicando y, por ende, pensar en una mejor respuesta de nuestra parte. Pero no escuchemos como quien está “perdido en el espacio”, pues no se trata de eso, prestemos atención como si fuera lo último que vamos a escuchar en nuestra vida, detengámonos en ese instante, ya que puede ser vital para el otro.

En suma, el silencio no es solo el contrapunto necesario a la palabra, sino un elemento de comunicación en sí mismo, cuyo valor puede llegar a equipararse al de la palabra. No en vano el silencio es, después de la palabra, el segundo poder del mundo.

   

Diez recomendaciones para una comunicación efectiva

1. Piense con la cabeza, antes de hablar con la boca. Al respecto, no por algo tenemos dos orejas y una sola boca. Recuerda que las palabras pueden minar el alma de una persona. Aquí, resulta pertinente traer la frase bíblica de Santiago 1:19 “…cada uno sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para la ira…”.


2. Precise los objetivos que quiere lograr y las mejores estrategias para lograrlo. No hay que hablar por hablar. Cuando lo hagamos hay que tener en cuenta diferentes técnicas antes, durante o después de la intervención. Recuerda que nuestra comunicación responde a un propósito o a un interés.

3. Adapte lo que quiere decir al receptor y a la situación. Este punto es clave, tener siempre presente a quien nos escucha: sus gustos o preferencias. Su edad, su nivel de información y sus expectativas.

4. Seleccione el momento, el lugar y el canal oportuno y adecuado. Si quieres influir en los demás, la comunicación no debe ser algo intuitiva, sino debe ser planificada o sistemática.

5. Recuerde que la forma en que diga algo es tan importante como lo que se dice. Aquí, el fondo y la forma son importantes. Lo que deseas comunicar debes conocerlo y cuando lo trasmitas debes tener en cuenta la entonación, el ritmo y la pronunciación.

6. Evite expresiones que puedan dificultar el razonamiento y generar posiciones defensivas. No es recomendable expresarse bajo expresiones negativas, ni de reclamo para el oyente porque lo pondrás a la defensiva.

7. Obtenga cierta “retroalimentación” del oyente, para cerciorarse de que el mensaje ha sido entendido correctamente. Por eso, se debe realizar recapitulaciones, resúmenes y preguntas para comprobar si se va comprendiendo el mensaje.

8. Mantenga una actitud de “Escucha Activa”, centre la atención en lo fundamental de lo que se dice, sea empático, trate de identificar sentimientos. Tiene que promover una sintonía emocional.

9. Muéstrele al otro que tiene interés en lo que diga. Recuerde que la gente requiere ser apreciada y, en este caso, escuchada.

10. Sea flexible, adapte su expresión y estilos a la situación que genere en el diálogo y despierte confianza en los demás.

   

martes, 4 de diciembre de 2012

¿Qué es ser codependiente?

En nuestra relación con el mundo y las personas, a veces, nos encontramos actuando de forma obsesiva e incluso destructiva lo que nos imposibilita guardar distancia de cosas, personas y relaciones. En ese sentido, cuando sentimos que nos cuesta distanciarnos de aquello que nos está causando dolor, probablemente, seamos codependiente, un problema que es muy común hoy en día.



Aunque este es un término reciente, el fenómeno ha acompañado siempre a los seres humanos, pues tiene que ver con la necesidad de sentirse amado, pero con la particularidad de no poner límite a ello, sino más bien entrar en un círculo donde el control y el dar se convierten en una obsesión.


Podríamos definir la codependencia como un comportamiento emocional que se desarrolla cuando alguien permite que el comportamiento de otra persona lo afecte adversamente, al grado de obsesionarse con cambiar o controlar a esa persona. Es enredarse en los problemas de los otros, hasta descuidamos de nosotros mismos, como si fuera una misión que se nos encomendó.


Características

1. Dificultad para pedir

A la persona codependiente le es difícil pedir y más bien está atento siempre a las necesidades y demandas que le hacen los otros, pues se siente responsable de su seguridad, su salud, su bienestar, en fin todo lo que pueda hacer feliz al otro. Su tolerancia al dolor es muy alta y, generalmente, se siente atraído por personas con problemas, pues ahí hay terreno fértil para cumplir la misión de la que hablamos antes.


2. Necesidad de controlar

El codependiente se vuelve controlador, manipulador a veces, resuelve los problemas de los demás, va a su rescate constantemente, pero a un gran costo: se llena de odio, resentimiento y culpa al dar más allá de sus propias fuerzas.

Hoy se ha dado a conocer el concepto y características de ser codependiente, en los siguientes días daremos a conocer el origen de este término, las causas, síntomas y qué hacer ante esta conducta.



CÚRESE DE LA EXCUSITIS, LA ENFERMEDAD DEL FRACASO

Las personas desafortunadas sufren de una enfermedad del pensamiento que va menguando la mente llamada excusitis. Las cuatro formas de excusitis más comunes son:


1. Es que mi salud no es buena. La “mala” salud, bajo mil ropajes diferentes, se usa como excusa del fracaso de una persona con respecto a lo que desea.

2. La excusitis de inteligencia o el “yo no tengo la capacidad” es algo muy común. La diferencia entre los muy afortunados y los muy desafortunados se reduce, finalmente, a la diferencia de actitudes o a la diferencia del manejo del pensamiento.

Al respecto, existen las siguientes maneras de curar la excusitis de la inteligencia: Nunca subestime su propia inteligencia, concéntrese en sus ventajas. Desarrolle una actitud de ganador. Utilice su inteligencia de una manera creativa y positiva.

3. No funciona. Soy demasiado viejo (o demasiado joven). La excusitis de la edad. Recomendaciones para contrarrestar la excusitis de edad: Mire su edad actual de manera positiva. Adquiera el entusiasmo y el sentir de la juventud.

4. Pero mi caso es distinto; yo atraigo la mala suerte. Las personas que alcanzan la cima en cualquier ocupación llegan ahí porque tiene actitudes sobresalientes y usan su buen juicio en un trabajo esmerado y arduo.

Dos maneras de vencer la excusitis de suerte: Acepte la ley de la causa y efecto. Eche otro vistazo a lo que parece ser la “buena suerte” de alguien. Encontrará que lejos de ser suerte, es preparación, planeación y un pensamiento que propicia el éxito.

No sea iluso. No derroche su energía mental en soñar una manera fácil de lograr el éxito. El éxito es resultado de la realización, no cuente con la suerte para conseguir promociones y triunfos. En vez de eso, concéntrese en desarrollar cualidades que le puedan hacer un ganador.

   

El racismo resulta anticuado y anticientífico

Pensemos por un momento que la historia humana es una película de cine. Rebobinemos el rollo y retrocedamos en el tiempo. En un principio, todos éramos negras y negros. Los antepasados de nuestra especie llamada “sapiens” evolucionaron en el África oriental, en climas muy calientes, y desde ahí emigraron a los demás continentes.




El color negro de la piel se debe a unas partículas llamadas melanina que nos protegen de los rayos ultravioleta irradiados por el sol. La melanina es un filtro protector que recubre nuestro cuerpo contra enfermedades a la piel.



Se debe destacar que la luz del sol convierte en vitamina D las sustancias grasas de la epidermis. Esta vitamina es indispensable para la absorción del calcio que da fortaleza a los huesos. Para resolver esta difícil situación —el peligro de cáncer por mucho sol y el peligro de descalcificación por falta de sol— la naturaleza fue modificando las tonalidades de la piel, más o menos morenas, más o menos claras, de acuerdo a la intensidad de los rayos solares.



Cuanto más se alejaban las poblaciones humanas de los climas tropicales, hacia el norte o hacia el sur, la melanina resultaba menos necesaria porque había menos sol. Entonces, la naturaleza favoreció el color blanco de la piel para absorber los pocos rayos solares que recibía y poder procesar vitamina D.



Y al revés, la naturaleza favoreció el oscurecimiento de la piel en las poblaciones que se instalaban en los climas tórridos. De esta manera, podían filtrar los rayos ultravioleta y procesarían vitamina D a partir de pescados y otros alimentos. La diferencia entre las razas humanas consiste en un poquito más o un poquito menos de melanina. Por tales razones, el racismo resulta anticuado y anticientífico, pues todos provenimos de un mismo tronco y de color negro.

   

CONSTRUYA LA AUTOCONFIANZA Y DIGA ADIÓS AL MIEDO

El miedo es real y todos nosotros lo sentimos en determinada circunstancia de nuestra vida, es el enemigo número uno del éxito. El miedo impide a la gente aprovechar oportunidades, ya que no nos arriesgamos a emprender nuevos retos, y, muchas veces, el miedo nos cierra la boca cuando usted quiera hablar.


La acción vence el miedo. Defina bien su miedo y entonces trate de realizar la acción constructiva. La inacción (no hacer nada respecto a una situación) reafirma el temor y destruye la confianza en sí mismo.

Haga un supremo esfuerzo para depositar solo pensamientos positivos en su banco de memoria. No permita que los pensamiento negativos, cizañosos y de menosprecio hacia sí mismo crezcan hasta convertirse en monstruos mentales. Sencillamente, no se permita recordar hechos y situaciones desagradables.

Considere a la gente desde la perspectiva adecuada. Recuerde, las personas tienen muchas semejanzas, muchísimas más de las diferencias que puedan tener. Fórmese una idea equilibrada de los demás. No son más que otros seres humanos.

Hay que habituarse a hacer lo que su conciencia apruebe. Esto previene el desarrollo de un dañino complejo de culpabilidad. Hacer lo que es debido, es una regla sumamente práctica para lograr el éxito.

Intente expresarse de la siguiente manera: “Siento confianza, me siento verdaderamente confiado.” Además, practique técnicas sencillas en sus actividades diarias: siéntese adelante, establezca el contacto visual, camine 25 % más aprisa, hable alto y sonría sin medida.

Tenga presente que la gente que no posee un profundo sentimiento de su propia importancia está destinada a la mediocridad, por eso, practique el autoelogio de elevación. No practique el autocastigo de empequeñecimiento.

   

LA INFAUSTA HISTORIA DE LOS ZURDOS

Una de cada 10 personas es zurda y serían muchas más, si no se hubiera reprimido tanto, a lo largo de la historia, esta preferencia por la mano izquierda. Hasta hace muy poco, la zurdera se consideraba un signo de mala suerte y hasta de locura. Estos estigmas tienen su origen en el Cristianismo: “…en el Juicio Final, Dios pondrá a los benditos a la derecha y a los malditos a la izquierda.


Más ejemplos, en Japón las mujeres zurdas tenían que disimular porque ningún hombre quería casarse con ellas. En la Edad Media, los zurdos eran considerados sirvientes del demonio. Las mujeres zurdas eran tildadas de brujas, a más de una la quemaron viva por trabajar con la mano izquierda. En muchos países europeos, cuando la policía buscaba criminales, siempre comenzaba sus investigaciones con los zurdos.

Lo cierto es que el mundo no está hecho para ellos. Todo a su alrededor gira al revés: los grifos, los tornillos, las palancas de cambio de los autos, las tijeras, los abrelatas, las guitarras, los pupitres de la escuela.

Yo recuerdo sufrir mucho en la escuela por ser zurdo, es especial, con la escritura. El problema es que en Occidente se escribe de izquierda a derecha. Esto obliga a los zurdos a inclinar la hoja y torcer la muñeca, porque no pueden ver lo que escriben.

Obligar a un niño o una niña zurda a cambiar de mano puede traer trastornos como la tartamudez, dislexia y timidez extrema. Con respecto, a que los zurdos sean más o menos inteligentes, más o menos hábiles que quienes usan la mano derecha no hay ninguna prueba científica que avale esta hipótesis.

Lo que sí se puede, es enumerar una serie de distinguidas personalidades quienes fueron zurdas, así que, con el permiso de ellos, los citaremos: Isaac Newton, Albert Einstein, Alejandro Magno, Simón Bolívar y Mahatma Gandhi.

Otros zurdos reconocidos fueron Leonardo da Vinci, Miguel Ángel y Picasso. Zurdos fueron Beethoven y Mozart, Charles Chaplin y Marilyn Monroe. Zurdo también es Maradona hasta Neil Armstrong, el primer hombre en llegar a la Luna, quien plantó su banderita con la mano izquierda.

 

¿Es necesario hablar en las escuelas sobre homosexualidad e identidad sexual?

Escuchamos sobre la polémica de los matrimonios gay, observamos conductores quienes ventilan su orientación sexual y en Internet nos sale un banner donde dos chicas se besan. Es decir, los medios de comunicación les cuentan a nuestros nietos, hijos e hijas de un tema sobre el tema que muchas veces no queremos hablar, pero que tenemos que hacerlo, más aún, en las instituciones educativas.


Que quede muy en claro que no estamos en contra de la orientación sexual de muchos ciudadanos y ciudadanos, es su derecho y se respeta más aún en una sociedad democrática. No obstante, la preocupación es por nuestros adolescentes quienes están configurando su identidad sexual y donde se realizan una serie de preguntas que es necesario aclarar, pues aparte de la ignorancia de estos temas se suman los prejuicios.

Para aquellos quienes han puesto el grito al cielo sobre el hablar de sexualidad en las aulas, debemos decirles que en Canadá y en el Reino Unido, por ejemplo, se les habla de sexualidad a partir de los cinco años en conformidad a su edad biológica y emocional. Claro no estamos en eso países, pero somos de la idea que es mejor tomar el toro por las astas que observar a una jovencita con síntomas de embarazo en el aula y pidiendo permiso para ir al baño.

Un problema que surge aquí es quien sería el profesor pertinente para que orienta el aprendizaje en temas de sexualidad: el tutor, el de CTA, el de religión o el de Persona, Familia o Relaciones Humanas. Lo cierto es que no hay profesores expertos en sexualidad, solo se realiza en las aulas anatomía o biología de los órganos reproductivos y se sabe que la sexualidad es mucho más que eso.

No hay que educar de espaldas ni colocar un velo a nuestros ojos, los jóvenes están expuestos a los medios de comunicación, a las redes sociales y a merced de la Internet; ellos están aprendiendo de manera distorsionada la sexualidad. Si el sexo rige nuestra conducta, al igual que el deseo de ser reconocido y amado, por qué no se le da la debida importancia a este tema en las instituciones educativas, más aún, en el nivel secundario donde se produce la pubertad.

 

Técnicas que utilizan los medios para manipular al público

Hace algunas semanas se dio a conocer algunas estrategias que utilizan los políticos, a través de los medios de comunicación, para manipular al público: difusión de trivialidades o tonterías, saturación con noticias necrológicas y caóticas, la novedad de una noticia suplanta a la otra.


En esta oportunidad, te damos a conocer tres técnicas más que se utilizan en los medios de comunicación para crear ciudadanos distraídos (estas han sido parafraseadas de un radioclip de Radialistas Apasionadas y Apasionados):

1. Infantilizar al público. La técnica consiste en dirigirse al público adulto como si fueran criaturas de poca edad o débiles mentales. La publicidad comercial y la propaganda política emplean argumentos, personajes y hasta una entonación complaciente. Cuanto más grande sea el engaño, más se infantiliza el mensaje.

La Sicología demuestra que si te diriges a una persona adulta como si tuviera diez años de edad, esa persona reaccionará sin sentido crítico, como si tuviera diez años de edad.

2. Crear fantasmas. Te van a quitar tu casa... Con este candidato vamos a la ruina... No habrá empleo... No vendrá inversión extranjera... Los medios de comunicación hacen eco de estos rumores y el público se llena de miedo. El miedo paraliza y el miedo te hace votar en contra de tus propios intereses.

3. Ocultar a los verdaderos culpables. ¡Ahorra agua!... ¡Cada gota que desperdicias provoca el calentamiento global! Te hacen creer que el agua del mundo se acaba porque no cierras el grifo cuando te cepillas los dientes.

Y no dicen nada de la Coca Cola y su acaparamiento de agua. Ni de las mineras y su desperdicio de agua. Ni de las ostentosas piscinas y campos de golf de los ricos. Te hacen responsable del cambio climático, de la escasez de alimentos. No dicen nada de la Monsanto y sus semillas transgénicas. Ni de las farmacéuticas que inventan epidemias. Ni de las multinacionales que contaminan la tierra.

 

Para conversar… se necesitan dos

La conversación es el medio más importante que tenemos para comunicarnos oralmente, por eso, el respeto a las opiniones del otro es fundamental; si no lo hago, no podré establecer un verdadero diálogo, por tanto, solo escucharé mi opinión.


Escuchar es mucho más que limitarse a captar sonidos con nuestro sentido del oído, es más que oír. Es un proceso consciente, intencionado y complejo. Es atender a lo que se nos dice, interiorizarlo, comprenderlo y traducirlo en algún tipo de respuesta: una acción, una exclamación, una respuesta, un sentimiento.

Escuchar enriquece la comunicación, ya que nos permite comprender los puntos de vista de los demás y establecer un verdadero diálogo, con intercambio de ideas, apreciaciones y razonamientos.

Al escuchar, pongo atención a las expresiones de mi interlocutor, oigo lo que me dice y lo confronto con la expresión de sus ojos, los movimientos de su cuerpo, de su rostro; así completo el mensaje que él me ha querido comunicar.

Al escuchar, no miro hacia otras partes ni de un lado a otro; tampoco paseo mi ojos alrededor como buscando a otra persona. Al escuchar, estoy atento a lo que se me está diciendo, no dejo volar mi imaginación ni mis pensamientos, me concentro en lo que estoy escuchando y lo disfruto.

Nunca interrumpo o corto abruptamente a quien me habla, espero el momento oportuno para hacerlo y me disculpo por ello…pero es que yo también tengo cosas importantes que decir.

Si no entiendo algo y tengo alguna duda pregunto, pido que me aclaren lo que acaban de decir; así evito malos entendidos y confusiones que podrían afectar la relación. Pero sobre todo, lo que se conversa, no lo ando repitiendo por cualquier lugar, es decir, no participo de chismes y rumores.

 

Todo es relativo en este mundo

Este mundo no solo está patas arriba, sino que todo está interrelacionado, siempre habrá contradicciones y excepciones. No hay nada absoluto, todo es relativo depende del color del cristal con que mires las cosas.


En tal sentido, todo depende de dónde naciste y cómo te criaron. Si usted hubiera nacido en la India, seguramente, no creería en Jesucristo, sino en Buda. Y si hubiera nacido en Arabia, no creería en Buda, sino en Mahoma. Y si hubiera nacido en la profundidad de la Amazonía, no creería en Jesucristo ni en Buda ni en Mahoma... sino en los dioses del agua y de la tierra.

Y si todo es relativo, entonces ¿por qué piensa usted que su religión es más verdadera que las demás religiones?

Otro caso, si usted hubiera nacido en África, seguramente, su piel no sería blanca, sino negra. Y si usted hubiera nacido en China su piel no sería negra, sino amarilla. Y si hubiera nacido en Brasil, su piel no sería blanca, ni negra ni amarilla, sino mestiza. Ni qué decir de nuestro Perú donde tenemos todos los colores del arco iris.

Y si todo es relativo, entonces ¿por qué piensa usted que el color de su piel vale más que los demás?

Un tercer ejemplo: Si usted hubiera nacido en Inglaterra, seguramente, no hablaría español, sino inglés. Y si hubiera nacido en Francia, no hablaría inglés, sino francés. Y si hubiera nacido en China, no hablaría español ni inglés ni francés, sino mandarín.

Y si todo es relativo, entonces ¿por qué piensa usted que su idioma es superior, que su cultura vale más que las demás?

El 10 de diciembre se celebra el Día de los Derechos Humanos, con estos tres ejemplo se desea resaltar el valor de la igualdad entre seres humanos donde nadie es mejor que otro, que todos somos únicos e irrepetibles y que si somos distintos es por el lugar dónde hemos nacido y cómo nos han educado.