Despeje su mesa de trabajo de todo papel que
no se refiera al problema inmediato que tiene entre manos. "Una persona
con su mesa llena de papeles sobre diversos asuntos verá que su trabajo es
mucho más fácil y preciso si despeja esa mesa de cuanto no se refiera al
problema inmediato que tiene entre manos.
Muchos tratadistas llaman a esto buena
administración y es el primer paso hacia la eficacia en el trabajo". En la Biblioteca del Congreso en Washington,
D. C., existen cinco palabras dibujadas en el techo, son cinco palabras
escritas por el poeta Pope: "El orden es la primera ley del Cielo".
El orden debería ser también la primera ley en
las oficinas o en nuestra mesa de trabajo. Pero ¿lo es? No. Nuestro lugar o
mesa de trabajo, muchas veces, está atestada de papeles que no se han mirado desde
hace semanas. El mero espectáculo de una mesa atestada de papeles o escritos
diversos es suficiente para provocar la confusión, la tensión y aumentar las preocupaciones.
Se suma a esto, y es algo mucho peor, el
constante recuerdo de "un millón de cosas que hay que hacer y de la falta
de tiempo para hacerlas". Esta desesperación, por hacer las cosas en el
menor tiempo posible, puede provocar no solamente tensión y fatiga, sino también
alta presión sanguínea, desarreglos cardíacos y úlceras de estómago.
Otra de las buenas prácticas, que
complementan el hábito anterior en el trabajo, es arreglar los asuntos en el
acto, en la medida de lo posible. La norma debe ser no dejar asuntos pendientes
o para mañana cuando puedes resolverlos en el momento. Por ejemplo, un email
por contestar.
Para Charles Evans Hughes, antiguo presidente
de la Suprema Corte de los Estados Unidos, dijo en alguna oportunidad:
"Los hombres no mueren de exceso de trabajo. Mueren de desorden y de
preocupación". En otras palabras, los trabajadores desordenados derrochan
sus energías y se agobian demasiado porque nunca consiguen ponerse al día con
su trabajo.
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