La lectura habitual y la utilización de las bibliotecas —ahora
suscritos a una base de datos por Internet— nos permiten acceder al saber al
saber, modifican nuestras habilidades cognitivas, mejoran nuestro nivel
cultural y, por ende, nos hace libres.
El saber se toma como el conocimiento que se llega a
tener de algún tema en general o específico y se logra por medio de la lectura
centrada, bien realizada, habitual y cotidiana.
El saber es un conjunto articulado de conocimientos
construido por un individuo en relación con un contexto cultural, que le
permite dar sentido al mundo que le rodea, ser un miembro activo y reaccionar
frente a dicho entorno, comunicarse con otros.
Asimismo, las bibliotecas, aunque ahora lucen desolados,
siguen siendo espacios adecuados en la que se llega a complementar los saberes
adquiridos, a despejar dudas que nos impide comprender un tema, a tener un
encuentro con autores de diferentes tiempos y países.
Todo ello, permite el acceso al saber, desarrollando
nuestras habilidades reflexivas, nuestra comprensión del mundo y como
consecuencia nuestro futuro en el aspecto laboral, social, cultural y
principalmente como persona.
Con respecto a la lectura, en casi todas las familias de
lugares marginales es poco usual encontrar libros o enciclopedias al alcance de
todos, felizmente hay diferentes páginas
de Internet que permiten suplir esta carencia. Estos recursos les permitirán
incrementar su bagaje cultural y, por consiguiente, mejorar en sus exposiciones,
elaboración de monografías u otra actividad de investigación dejado en la
institución educativa.
Pero no solo a través de la educación escolarizada
podemos obtener el saber, otra de las opciones que tenemos son las prácticas
autodidactas que es característico en personas que han interrumpido sus
estudios, han recibido enseñanza técnica o simplemente quienes tienen el
enfoque que el aprendizaje es una construcción personal.
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