domingo, 24 de febrero de 2013

“Se me pegó el arrancador”


Claves sobre la tatatartamudez

¿Qué tiene en común Newton, Borges, Marylin Monroe, Darwin y el actor Bruce Willis?, pues todos los antes mencionados sufrieron el problema de la tartamudez en una sociedad que muchas veces no comprende las diferencias.

La tartamudez se define como la interrupción de la fluidez del habla y que está acompañada de tensión muscular, miedo y estrés. La padecen mucho más hombres que mujeres, en una proporción de 4 a 1, respectivamente.

Las personas que presencian esta dificultad hay que aclararles que no contagiosa ni se produce por imitación, frecuentemente, es involuntaria y cíclica: a veces desaparece y vuelve aparecer. Algunos alargan sílabas, otros la repiten y los hay quienes presentan bloqueos (“se queda para hablar”)

Este problema, también se observa muchas veces en el aula cuando hay una participación oral, exposición o lectura frente a los demás y puede provocar risotadas de sus compañeros. Ante esta situación, es recomendable tener en cuenta las siguientes pautas: 

¿Cómo ayudarlo en el aula?

Es mejor que le formules preguntas de respuesta corta.

Si vas preguntar a varios niños de la clase, procura que él sea uno de los primeros en contestar, así le evitaremos la tensión y que su problema se empeore.

Dale todo el tiempo que necesite para responder.

Evita los comentarios como: “Hablas más despacio”,  “no te pongas nervioso”, “relájate”,  “respira profundo”. En vez de ayudar, pone en tensión al que padece este trastorno del lenguaje. 

No ayudes a la persona completándole la frase, mantén el contacto visual y no te avergüences por la situación. 

Al terminar su participación oral, no le digas delante de los demás: “Lo estás haciendo bien”,  “estás hablando mejor”, esto hará que se sienta examinado cada vez que habla.

En suma, cuando hables con una persona tartamuda hazlo como si estuvieras con cualquier otra persona, esa es la mejor ayuda.

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