En algún momento, te has encontrado con personas que
pueden hacer que tú te enfermes. Quizá un pariente, un amigo, un compañero de
trabajo o, incluso, un cónyuge que te hacen sentir inadecuado, indigno o
simplemente miserable. Si hay alguien que te desvaloriza y no te desea lo
mejor, entonces tienes una "persona tóxica", una persona que envenena
tu vida.
Se sabe que de seres nocivos está lleno el mundo, ya lo
poetizó Antonio Machado con su "mala gente que camina y va apestando la
tierra", pero ¿existe realmente la gente "tóxica"?
Las neurociencias afirman que sí, que la gente
"tóxica" existe y que está encarnada en aquellos seres rapaces que
inexorablemente perturban el bienestar ajeno y vampirizan al semejante. Sus
conductas se traducen en patologías y la coexistencia con ellos resulta
imposible.
Confucio también hablaba al respecto quien caracteriza a
la gente "tóxica" por su falta absoluta de empatía con el otro.
Además, decía que si uno se topa con gente buena, debe tratar de imitarla, y si
uno se topa con gente mala, debe examinarse a sí mismo".
Es necesario aclarar que, según Lilian Glass en su best
seller Toxic people (Gente tóxica), nadie es "ciento por ciento sano, ni
física ni psicológicamente; por eso, es importante atender los patrones
caracterológicos y sus efectos".
Por otro lado, algunos psicólogos deslindan también que no
hay gente tóxica, sino comportamientos tóxicos, pues lo que es
"tóxico" para unos puede ser perfectamente aceptado por otros. En
todo caso, se trata de una percepción subjetiva.
En las siguientes ediciones, daremos a conocer algunas
claves para contrarrestar o minimizar los efectos de estas personas que destilan un odio
visceral, se regodean con la humillación del otro y agreden innecesariamente desvalorizando al
otro para sentirse bien él.
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