Recuerda que somos el resultado de nuestros pensamientos
y que estos se materializarán en palabras. De ahí, esa frase familiar: “Si lo
dijiste es porque lo pensaste”. Por eso, hay que tener cuidado con nuestro pensamientos,
ya que estos son el arma más poderosa que poseemos, pues se materializarán en
palabras y las palabras en acciones.
En seguida, una serie de recomendaciones para que utilices
un lenguaje edificante y no tóxico, te ayudará a pensar y ser grande:
A. Use palabras y frases animosas, positivas y joviales
para describir su sentir. Diga que usted se siente maravillosamente cada vez
que tenga oportunidad y comenzará a sentirse mejor. Hay que tener presente que
los pensamientos rigen las emociones.
B. Use palabras y frases positivas, amables y favorables
para describir a otras personas. Sea en extremo cuidadoso para evitar el
lenguaje despectivo e hiriente. De esta manera, realizará marketing personal y
mejorar su imagen frente ante los otros.
C. Use lenguaje positivo para orientar a los demás.
Elogie a la gente cada vez que tenga oportunidad. Un elogio hecho con
sinceridad es una herramienta para el éxito. Como decía Dale Carnegie en su
libro Cómo ganar amigos hay que ser: “Calurosos en la aprobación y abundantes
en el elogio”.
D. Use palabras positivas para referir planes a los
demás. Prometa triunfo y verá miradas refulgentes. Prometa victorias y
conseguirá apoyo. Construya castillos, no cave tumbas. Pero eso sí, como líder
debe dar un paso adelante y mostrar el camino con acciones.
E. Con respecto al trabajo, hágase una idea grandiosa de
él. Piense, en verdad piense, que su trabajo actual es importante, pues su próximo
ascenso depende en gran medida de su actitud hacia su trabajo actual.
Emplee el lenguaje de las personas que piensan en grande.
Use palabras animosas, alentadoras y sinceras. Use palabras que prometan
triunfo, que den esperanza y felicidad. Evite las palabras que puedan provocar
imágenes desagradables de fracaso, derrota y desencanto.
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