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Criticar a los demás resulta inútil
Técnicas fundamentales para tratar con el prójimo
La
crítica hacia nuestros semejantes resulta, generalmente, inútil porque pone a
la otra persona en la defensiva, y por lo común hace que trate de justificarse.
Asimismo, la crítica es peligrosa porque lastima el orgullo, hiere su sentido
de la importancia y despierta su resentimiento hacia la persona que considera
como “agresor”.
Según
diversos estudios, manifiestan que con la crítica nunca provocamos cambios duraderos
y con frecuencia creamos resentimiento, pues la crítica puede desmoralizar
empleados, miembros de la familia y amigos.
Cierta
día, el coordinador de seguridad de una compañía de construcción llegó a
supervisar una obra y ver que los empleados usen sus cascos. Cada vez que se encontraba con un obrero sin
su casco, le ordenaba, con mucha autoridad que cumpliera con las ordenanzas.
Como resultado obtenía una obediencia desganada y con frecuencia, los hombres
volvían a quitarse el casco ni bien les daba la espalda.
Ante
esta situación, el coordinador decidió probar un método diferente y cuando
volvió a encontrar un obrero sin el casco, le preguntó si el casco le resultaba
incómodo o no le iba bien. Después le recordó, en tono amistoso, que su misión era
protegerlo de heridas y le sugirió que lo usara siempre que estuviera en la
obra. El resultado de esta actitud fue una mayor obediencia a las reglas, sin
resentimientos ni tensiones emocionales.
Comprendamos
que la persona a quien queremos corregir y censurar tratará de justificarse
probablemente y de censurarnos a su vez.
En
lugar de censurar a la gente, tratemos de comprenderla. Tratemos de imaginarnos
por qué hacen lo que hacen. Recuerden que:
"El mismo Dios no se propone juzgar al hombre hasta el fin de sus
días", entonces ¿por qué hemos de juzgar a los demás usted o yo?
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