lunes, 5 de noviembre de 2012

La banda sonora de nuestras vidas


El género musical tiene relación con la belleza, con la estética, con la expresión más pura y espontánea de los sentimientos. ¿Qué amor no se canta, qué despecho no se transforma en tango o en ranchera?... así empieza una de los capítulos de José Ignacio López en su libro: “Manual Urgente para Radialistas Apasionados y Apasionadas”.

En verdad, la música tiene relación directa con las emociones y los sentimientos. Cada vez que escuchamos un tema, nos trasportamos a un mundo lleno  de ensueño y fantasía: recreamos un mundo ficticio, recordamos un hecho que nos marcó o tarareamos la letra que guarda mucha relación con nuestra vida.

Lo cierto es que la música, desde el punto de vista histórico, siempre ha acompañado al ser humano. Desde sus inicios, el hombre utilizó diversos objetos para crear melodías, ya sea con fines religiosos o recreativos. Los vestigios de huesos, tambores, pututos y otros materiales son evidencias que el aspecto musical siempre ha estado presente.

No se puede dejar de mencionar también, que la música nos acompaña desde nuestro nacimiento con el canto mágico de nuestra madre, incluso ahora antes del parto mediante la estimulación temprana. Pero eso no es todo, la música está presente de inicio a fin, cuando nos vamos de este mundo llevan nuestro féretro por las calles con banda de músicos, quienes interpretan lastimeras canciones que conjugan con las rostros acongojados y el asomo de varias lágrimas por las mejillas de los familiares.

Por otro lado, la música es una forma de comunicación y transmisión de cultura, pero también es un síntoma o termómetro del grado de desarrollo de una sociedad, del momento emocional en que se vive, un reflejo de los problemas sociales y de la jerarquía de valores.

En suma, la música  está presente en todo el ciclo de nuestra vida, en los momentos alegres y tristes de nuestros días y acompañándonos en todo lugar, por eso, concluiremos que la música se ha constituido o es la banda sonora de nuestras vidas.

   

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