En la actualidad, la mayoría de nuestros educandos viven sumergidos en un mundo de ensueño musical y deslumbrados por la sofisticación tecnológica, estas son fuertes distractores de sus aprendizajes que además los aleja del conocimiento y mejoramiento de su entorno inmediato.
Para (PRIETO, Daniel) no solo son seis los elementos de la comunicación, como nos han repetido sin cesar en las I.E., sino que intervienen ocho elementos en el proceso comunicativo. Dentro de ellos, se debe resaltar el menos conocido: la formación social.
Este eslabón comunicacional no difundido es, precisamente, lo que se debe promover en las I.E. como una demanda prioritaria, ya que, la escasa formación social o ciudadana nos ha conducido a un estado cataléptico, insensible y de no compromiso con nuestro entorno.
De acuerdo a nuestras experiencias, hemos sido testigos de numerosos hechos donde los jóvenes e incluso profesores han asumido una posición apática frente a los principales problemas sociales de nuestro entorno. Profesionales que pueden desempeñar muy bien su disciplina, pero que adolecen de una posición social y filosófica esencial que les dé un marco orientador a su quehacer educativo, incluso a su escasa práctica sindical.
Si esto sucede con aquellos que han recibido una formación de nivel superior, es lógico deducir el bajo nivel de formación social e información de temas coyunturales de nuestros educandos.
Ante este panorama nada alentador, se debe revalorar un elemento de la comunicación poco difundido en los modelos actuales: la formación social de todo ciudadano con el propósito de que se convierta en un agente participativo, reflexivo y consciente de generar cambios; desterrando la penumbra de la indiferencia y del autismo social que se ha apoderado en nuestros días.
jueves, 1 de noviembre de 2012
La formación social: el eslabón no difundido
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