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El papel de la experiencia en la formación del cerebro
Muchos estudios han explicado que la experiencia
temprana tiene efectos significativos en el desarrollo subsecuente. Sin
embargo, la investigación reciente ha propuesto una opinión distinta sobre cómo
y cuándo la experiencia afecta el desarrollo del cerebro.
Actualmente, se ha demostrado que el cerebro, dada
su plasticidad, ante la experiencia ambiental, resulta afectado en su
estructura y función por ella (Masten y Coastworth, 1998). La prueba reside en
que, en la corteza cerebral, diferentes regiones incrementan su tamaño al
aumentar el número de dendritas de cada neurona, cuando son expuestas a
condiciones estimulantes y mientras más prolongadas estas sean, mayor será su
crecimiento.
Igualmente, la investigación ha demostrado que, usar
el cerebro aumenta el número de las ramas dendríticas o sinapsis que
interconectan las células del cerebro: cuanto más pensamos, mejor funciona
nuestro cerebro, sin importar la edad.
El desarrollo del cerebro es
“actividad-dependiente”, cada experiencia excita ciertos circuitos nerviosos y
deja otros inactivos. Los que están constantemente encendidos serán
consolidados, mientras que los que se excitan ocasionalmente se pierden,
proceso conocido como apoptosis cerebral. Este proceso de poda aerodinamiza el
proceso de los circuitos conservados por la actividad, cuyo trabajo se realiza
más rápida y eficientemente.
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