miércoles, 14 de noviembre de 2012

La importancia del modelamiento en el aprendizaje

Durante la Segunda Guerra Mundial hubo urgencia para la preparación de hombres de combate. Por tanto, se contrataron especialistas en Ciencias de la Educación, psicólogos, expertos docentes y se elaboró un plan de adiestramiento que se llamó finalmente: “Entrenamiento Job”. Se trata de un procedimiento que se basa en cuatro pasos sucesivos y escalonados en forma progresiva: decir, mostrar, participar e insistir.

a. Decir, con este entrenamiento se aprende el 2 %.

Poco valor práctico tiene la palabra abstracta. Es necesario afirmarla en imágenes. El que emplea símbolos confusos, frases eruditas y lugares comunes no es atendido y sus palabras no son retenidas. El medio más seguro de despertar y mantener la atención consiste en expresarse de modo específico, concreto y utilizando al máximo la terminología visual.

b. Mostrar, donde se aprende hasta un 10 %.

Es inútil que se pretenda enseñar “Expresión oral” solo con palabras. Si puedo mostrarla o modelarla, todo se aclara con rapidez. “Es mejor un vistazo que cien palabras”. Si el profesor deja como actividad elaborar un poema, el profesor tiene que mostrar cómo elaboró su poema.


c. Participar, se aprende hasta el 65 %.

Muy valioso será que aquel o aquellos a quienes queremos enseñar, participen en el desarrollo de un saber procedimental. Maestro y alumno juntos desarrollando capacidades.


d. Insistir, donde se aprende hasta un 90 %.

Repetir o repasar. Insistir sobre la capacidad para perfeccionarla. Resumir lo que se ha visto y oído, tanto en palabras como en las acciones.

Desde mi práctica pedagógica, tanto en el nivel de básica como superior he aplicado estos procedimientos y que se han llegado a constituirse en principios rectores en mis sesiones de aprendizaje, especialmente, cuando tengo que fortalecer un saber procedimental. Estos pasos concatenados guardan relación con el pensamiento chino que dice: “Lo que lo escucho, lo olvido; lo que veo lo recuerdo; lo que lo hago lo aprendo”.

En tal sentido, debemos “decir “poco en las aulas, pues las palabras muchas veces se las lleva el viento y se debe apostar más por “mostrar”, “participar” e “insistir”. No olvidemos que nuestros alumnos son los artífices de sus aprendizajes y el maestro, únicamente, debe ser un buen mediador o modelador.

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