miércoles, 14 de noviembre de 2012

Requisitos para una buena formulación de normas de convivencia

Las normas de convivencia son fundamentales por cuanto regulan la vida en el aula y establecen pautas que permiten a cada quien conocer sus derechos y deberes.

En un aula sin normas, se impone el caos e impiden el crecimiento y desarrollo armónico de sus integrantes. Inmediatamente, les entregamos algunos criterios para su elaboración, dentro de ellos que deben ser consensuadas.


De igual manera, las normas que se planteen deben ser coherentes, tanto con los intereses y necesidades de los estudiantes como con las aspiraciones de la institución educativa.


Deben ser escritas en forma concreta, clara y expresar manifestaciones de conducta. Esto quiere decir, que es necesario evitar en ellas toda clase de ambigüedad en su formulación. Muchas normas no se cumplen porque no son claras ni precisas. Ejemplos de cómo no deben ser formuladas, son las siguientes:

«Los alumnos deben respetarse», pero ¿en qué consiste este respeto?

La norma debe formularse en positivo, preferentemente, para expresar lo que se quiere lograr y no lo que se está prohibiendo. Ejemplo: «Los problemas y conflictos se tratarán al interior del grupo y, de preferencia, mediante el diálogo».


La norma debe ser válida y coherente con el soporte normativo existente, es decir, debe estar en concordancia con los Derechos Humanos, con el Proyecto de la Institución Educativa y con las necesidades e intereses de los estudiantes.


Debe redactarse en primera persona del plural. Ejemplo: «Nos comprometemos a tener el aula limpia», en lugar de «Tener el aula limpia».


La obligatoriedad de una norma es válida para todos, sin excepciones de ninguna naturaleza. Además, todos deben evaluar su cumplimiento y formular los compromisos reparadores en caso de su trasgresión o incumplimiento.


Finalmente, las normas deben ser aprobadas por todos y una vez aceptadas, deben ser escritas y ubicadas en un lugar visible para su cumplimiento.



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