El título de
este texto me llamó mucho la atención, lo leí y me parece pertinente
socializarlo con cada uno de ustedes,
pues todos en algún momento nos hemos sentido solos, sumergidos en nuestros
recuerdos y muy tristes.
La melancolía es como un furor y un reproche
prolongados contra los demás, aunque, con objeto de obtener atención, simpatía
y apoyo. El melancólico parece, únicamente, abatido por su propia culpa. En
otras palabras, la melancolía es una tristeza vaga, profunda y permanente,
nacida ya sea por causas físicas o morales, que hace que no encuentre quien la
padece gusto ni diversión en nada.
Ante esta situación, Alfred Adler solía decir
a sus pacientes afectados por la melancolía: "Usted puede curarse en
catorce días si sigue esta prescripción: Procure pensar cada día de qué manera
usted puede complacer a alguien".
El Dr. Adler nos invita a que realicemos una
buena acción cada día. Y ¿qué es una buena acción? El profeta Mahoma dijo:
"Una buena acción es la que provoca una sonrisa de alegría en el rostro de
otro".
¿Por qué una buena acción cada día tiene tan
asombrosos efectos en el que la realiza? Porque, cuando tratamos de complacer a
los demás, cesamos de pensar en nosotros y esto es, precisamente, lo que
produce la preocupación, el miedo y la melancolía.
Quizá a unos les tomen más días de 14,
depende de la causa de su melancolía, pero si aplicamos esta recomendación
seguro que podremos salir de este trance, pues mantenemos nuestra mente ocupada
haciendo un bien al prójimo, además, cuando ya se ha tocado fondo ya no se
puede ir más al fondo, solo queda ir hacia la superficie para respirar calma y obtener
la sensación de bienestar de la cual siempre procuramos.
Para que no se olvide de la recomendación se
la repetimos: “Olvídese de sí mismo interesándose en los demás. Haga cada día
una buena acción que provoque una sonrisa de alegría en el rostro de alguien”.
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