miércoles, 2 de enero de 2013

La metáfora de la aldea global


Cerramos los ojos y abrimos  los del corazón y del entendimiento. Imaginemos que en el planeta Tierra no vivimos 7 mil millones de seres humanos, sino que formamos una sola aldea de 100 familias.

¿Cómo sería la población de esa pequeña aldea de 100 familias?

De las 100 familias de la aldea, 64 son asiáticas, 13 familias son africanas, 10 son europeas, 7 son latinoamericanas y solo 5 son norteamericanas. Sin embargo, Estados Unidos consume el 30 por ciento de los recursos del planeta y es el mayor responsable de la contaminación.

En nuestra aldea, vive un promedio de 52 mujeres frente a 48 hombres. No obstante, los presidentes, gobernantes, jefes y parlamentarios son abrumadoramente masculinos. Ellos controlan las economías y deciden las guerras.

De las 100 familias de nuestra aldea, 65 no saben leer ni escribir. Sin embargo, con el presupuesto militar norteamericano de un solo año se podrían construir 250 mil escuelas en el mundo. Se acabaría el analfabetismo y la ignorancia.

De las 100 familias, 90 no hablan inglés, 70 no son de la raza blanca, 70 no son cristianas.  Pero de las 100 familias, hay 7, apenas 7, que se han adueñado del 60 por ciento de toda la riqueza de la aldea. Esas 7 familias son occidentales, blancas y cristianas.

Estas 7 familias también consumen el 80 por ciento de la energía disponible y gozan de todas las comodidades, mientras tanto, 80 familias viven en condiciones de hambre y miseria. Asimismo, carecen de agua potable, de una vivienda adecuada y de los más elementales servicios sanitarios.

Volvamos ahora a nuestro mundo real, a las 7 mil millones de personas que vivimos en él. Según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, los 10 más opulentos del planeta tienen una riqueza equivalente a la producción total de 50 países. Y 447 multimillonarios suman una fortuna mayor que el ingreso anual de la mitad de la humanidad. El quien tenga oídos para oír, no que oiga, sino que escuche.


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