Antes, durante y después de hacer cosas eleva tu nivel de motivación.
Tocan a la puerta. Has tenido un mal día y alguien se atreve a golpear con insistencia. Abres y ves a un vendedor sonriente y lleno de energía. Con la misma fuerza que él llamó a tu puerta, tú se la cierras, si no estás de buen humor.
Te preguntas: ¿Por qué estará tan contento el condenado vendedor? Qué secreto guardan aquellas personas que parecen mantener todo el tiempo un entusiasmo a prueba de balas. Parecen estar envueltos en una burbuja que irradia luces, y no permiten que nada pesimista penetre en ellos.
La fórmula para unos está en bañarse, imaginariamente, con aceite antes de salir a la calle, para que todo lo que no les convenga “les resbale”. Para otros, en colgar sus problemas en el árbol de su jardín, cuando regresan nuevamente los cargan. Y los problemas de la calle, los cuelgan en la calle.
En ese sentido, hay una necesidad de marcar una diferencia entre tú y los demás. Si deseas dejar una huella por este mundo no te desalientes, al contrario motívate, recárgate de energía, ten autoconfianza y siembra ambiciones.
Tener una visión del futuro que quieres para ti te mantendrá motivado. Pero esas cosas que necesitas para tu futuro constrúyelas ahora, empieza de a poquitos. Ya cientos de líderes lo han repetido sin cesar: “Una gran hazaña empieza con un pequeño paso”.
Motívate antes, durante y después de tu marcha vayas donde vayas. ¿Vas a solicitar empleo? ¡Motívate!, ¿vas a confesar tu amor a esa chica o a ese chico? ¡Motívate! y díselo. ¡Tú eres tu propio motivador, motívate y motivarás a los demás!
“Somos capaces, porque creemos que somos capaces”- Virgilio.
jueves, 31 de enero de 2013
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