jueves, 31 de enero de 2013

El diálogo como elemento pedagógico fundamental



Freire traza un derrotero para una escuela liberadora, en la cual los seres humanos sean capaces de descubrirse como agentes productivos, creativos y autónomos.

Este brasileño crítica al autoritarismo pedagógico, para él no significa negar la autoridad legítima del docente. Por el contrario, la autoridad del docente contribuye a la construcción de la libertad y la autonomía del estudiante.

“El estudiante, como estudiante, no es el profesor. Ellos son diferentes, pero no necesariamente antagónicos. La diferencia está precisamente en que el maestro tiene que enseñar, experimentar, demostrar autoridad y el estudiante tiene que experimentar con libertad la autoridad del profesor”.

La autoridad del profesor es absolutamente necesaria para el desarrollo de la libertad de los estudiantes, pero si la autoridad del profesor va más allá de los límites que esta debe tener con relación a la libertad de los estudiantes, entonces no tenemos más autoridad, no tenemos más libertad, tenemos autoritarismo.

Esta posición refleja un profundo respeto por el otro, no solo por la dignidad humana reconocida en el otro, sino también por sus sentimientos, sus aspiraciones, su potencial, sus limitaciones y sus conocimientos.

Él considera que el verdadero docente es el que contribuye a la liberación de los estudiantes, es el que entra en diálogo con ellos. Pero dialogar no es tan solo intercambiar palabras.

El diálogo supone una postura ética de firme y decidida aceptación de las diferencias: “El diálogo se rompe si sus polos (o uno de ellos) pierde la humildad. ¿Cómo puedo dialogar si alieno la ignorancia, esto es, si la veo siempre en el otro, nunca en mí? ¿Cómo puedo dialogar si me admito como un hombre diferente, virtuoso por herencia, frente a los otros, meros objetos, en quienes no reconozco otros “yo”?

 

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